Desconocida dama,
me asomo a tu ventana,
sin querer ser atrevido,
para ofrecerte un poema.
Vives en mis sueños
y a mi alma desnudas.
Naces con la noche
y das luz a mis dudas.
Tu presencia me trastorna,
como el viento de poniente,
mi barca se deforma,
el timón se me resiente.
Recreas en mi mente,
deseos imposibles
y mi cuerpo lo acaricias
con tus manos invisibles.
Siento tu aliento
y tus besos.
Te siento muy dentro,
Dama de mis tormentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario