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miércoles, 20 de marzo de 2013


"Son las ocho de la mañana...las siete en Canarias..."

Este jodido despertador alemán que tengo en la mesilla no falla...puntualidad germana...la radio se pone en marcha, cada día, a las ocho de la mañana...las siete en mis queridas islas Canarias.
En verano me despierta a las seis y media... pero ahora, en este lluvioso invierno en Málaga,  tiene mas compasión de mí y es de agradecer.
Que pereza...afortunadamente ya ha amanecido y la luz invade el cuarto  que tengo alquilado en un piso compartido ( 9 metros cuadrados, cama de matrimonio, armario grande, mesita de noche llena de libros de la biblioteca municipal, a la que voy una vez en semana, soy un lector que se atreve casi con todo lo que allí encuentra, mesa de dibujo y caballete con algún lienzo sin terminar), un habitáculo desprovisto de cortinas pero con visillos blancos que me ocultan de la vista de los vecinos y de los pájaros.

"El senado aprobó ayer, con la abstención de..."

Un par de revolcones mas...están tan calentitas las sábanas...
Cuando vuelvo a abrir los ojos el puñetero despertador ya marca las ocho y veinte...
No puede ser, protesto no se a quién, si hace un momentito eran solo las ocho...
El tiempo pasa volando cuando mejor estoy...siempre es así, aquí y en Pekín.


"...malas noticias, el delantero del Real Madrid estará de baja al menos..."

Me levanto de un salto y me dirijo derechito a la vieja nevera que comparto con mis dos compañeras de piso (algún día os hablaré de ellas) me sirvo un vaso de zumo, procedente de concentrado, de naranja o de piña, me caliento un vaso de leche en el microondas, me preparo un descafeinado soluble del Mercadona con poca azúcar y me tomo la pastilla diaria para mejorar mi tensión, casi siempre algo alta.
Lavo los vasos, sana e higiénica costumbre de los buenos solitarios, y los dejo en su sitio.
Voy hasta la ventana y observo el día que hace...así elijo la ropa que debo ponerme, mas de abrigo, mas de agua...
Hago la cama con esmero, me desnudo, doblo bien el pijama, dejo la ropa sucia en mi cesta para la colada y así, fresquito y en bolas me dirijo al cuarto de baño, y entonces de mis compañeras de piso, que suelen estar despiertas a esa hora, simulan, riéndose, escandalizarse por el espectáculo. En la ducha, dejo correr el agua para que esté bien calentita mientras hago, con mucho alivio, el primer pipí del día.
Uso desde hace muchos años un magnífico gel con sales marinas que me tonifica el cuerpo y deja un aroma a mar en el baño muy agradable.
Es una ducha rápida...enérgica...sin ponerme a cantar...saludo a mi pene mientras recibe un potente chorro de agua caliente...hoy quizás tengamos suerte, le digo cada día, pero la mayoría de los días... para disgusto de los dos...no es verdad.

"...nubes y claros y en el Pirineo se esperan tormentas que pueden llegar a ser fuertes..."

Después de secarme, lavarme los dientes (no me afeito cada día, solo un par de veces por semana) ponerme algo de desodorante y una gotas de Eau de Toilette de Dolce & Gabbana, dejo bien limpio el baño, pasando la fregona si ello es necesario, y ya estoy listo para vestirme, el slip y los calcetines están en su sitio y ordenados, los pantalones y las camisas en el armario...hasta el viernes no suelo tener problemas para elegir...pero al llegar el fin de semana me voy quedando corto de camisas planchadas.

Una vez vestido y calzado, ando corto siempre de zapatos, empiezo a llenar mis bolsillos con esas cosas que las chicas llevan en el bolso...pañuelo de tela y de papel, llaves de casa, tabaco de liar, boquillas y papel, mechero, algún chicle, (estoy intentando dejar de fumar...una vez mas) y el billetero de piel, con mas papeles que dinero. Me cuelgo al cuello mis gafas para leer...y ya estoy listo para enfrentarme a la vida.

"...y ahora un resumen de las noticias mas import..."

Apago la radio, son las nueve menos diez...llegaré, como siempre puntual a la oficina de empleo, y seré de los primeros en la cola que se forma para sellar el paro.




Retrato a pastel de la serie Mujeres maltratadas, a las que atendía como voluntario en Vigo

Dedicado a mis hijas...Sara y Elena, con amor

Navegando en solitario, como siempre, por este vasto mar de incertidumbres, de sueños, de palabras escritas al azar, sin destino, sin ningún lector....quizás.

He vaciado mi última botella de vino, saboreando en mi boca, la mas rezagada gota, de este líquido divino...

En este atardecer, solo con mis olas, que van, vienen y van, y me acompañan...os escribo.
Son unas líneas, nada mas, de un náufrago a la deriva en esta soledad, inmensa y
 profunda...


Quiero deciros, hijas mías, amadas hijas de un amor ya perdido, todo aquello, que nunca oísteis y que siempre quisisteis escuchar... en los labios de papá...

Os quiero,os he querido siempre, desde antes de nacer, desde vuestro primer llanto....y os lo dije, os lo decía, cada día, pero erais tan pequeñas....que no pudisteis comprender.

Os envío mis palabras por el mar, dentro de mi última botella, allí van...

Olas, amigas olas, a vosotras os lo pido, por favor, guiar mi voz hasta sus playas, posarla, suavemente, en Guadalmar, cualquier domingo de julio, por la mañana, cuando mis niñas salgan, como siempre, a pasear, a buscar conchas en la arena, a ver el mar.....

Su padre era marino y marchó a navegar, y no volvió su barco..nunca, nunca mas.

retrato a lápiz de Sara y Elena, 2012

martes, 19 de marzo de 2013

Por las playas de Almería...

Amigas y amigos..
acomodaos.

Retomando mi caminata por la orilla del Mediterráneo, en aquel lejano verano del 85, hoy os contaré algo vivido en una hermosa y solitaria playa de Almería.

Debía ser ya Septiembre, mi aventura desde Roma pronto llegaría a su final, tantos días de camino, mil playas recorrí, disfruté de sus aguas y paisajes, de las personas que encontré, peregrinos como yo, y de algunas sirenas, pocas, que pena, pero de gran corazón.

No cada día ocurren cosas interesantes, ni en cada acampada disfruto del lugar ni de compañía, casi siempre son zonas de paso, mas o menos cerca de algún pueblo en el que intento aprovisionarme de agua y de alimento.
Entonces, si tenía suerte, cambiaba en la tienda de ultramarinos del lugar, por algo de comida, si los aceptaban, envases vacíos de refrescos o cervezas que previamente había ido recogiendo por el camino. Hoy ya no hay bebidas con envase retornable, ya no podría viajar como antes, fueron mi pan muchos días.

Desde aquella experiencia, que ya os conté, con dos Sirenas en las playas de Girona, nunca mas tuve la fortuna de encontrarme a otro pa
r, solo de vez en cuando alguna solitaria peregrina accedía a conversar conmigo en algún lugar tranquilo y poco mas.
Mi tiempo lo consumía mis horas de pesca, mis esfuerzos por sobrevivir, andar caminos hacia el sur, buscar un pozo o fuente de agua fresca, encontrar algún huerto llenito y desprovisto de vigilancia y los domingos...la puerta de alguna iglesia, porqué siempre encontré corazones cristianos, o paganos, amigos y compasivos, siempre de mujer, y siempre, a la salida de misa o poco después, obtenía algo para comer, alguna moneda, de las mas pequeñas y algo de ropa una vez.

La zona de la costa de Almería, ya lo sabéis, es casi un desierto, entonces y ahora poco poblada, playas  de arenas grises y piedras, acantilados pequeños, caminos poco transitados llenos de baches y pueblos pobres pero honestos, pescadores muy trabajadores.
A una cuantas millas al sur de Carboneras, agotado por el sol, el calor intenso, fui a dar con Las Negras, no se como es ahora, pero entonces había mas perros que habitantes, solo unas cuantas casas y un hermoso mar al que miraban montes inertes, secos, llenos de serpientes y de soledad.

Me llevó el camino...

Como siempre, por casualidad, mis pasos me llevaron a una preciosa cala, de agua clara, que resultó ser nudista, una vez mas.
Solo había turistas, escasos y de esos de pocos recursos, como yo, con aquellas furgonetas destartaladas de matrículas raras, chapa con golpes mal pintada, cortinillas de flores, jóvenes de pelos largos, cuerpos escuálidos, comida escasa.

Acostumbrado ya mi trasero a tomar el sol, mas negro que un tizón, barba de muchos días, algún hueso asomándose en las costillas, cuando la zona acompañaba paseaba desnudo sin ningún remordimiento, ni miramiento, porque, amigas, que bien se vive en bolas, en pelotas, que libertad de movimientos, que facilidad para nadar y, guardarme este secreto, de algo que os invito a realizar si tenéis algún día esta oportunidad, que facilidad para evacuar el cuerpo, en castellano: cagar, no hay mejor forma de hacerlo que estando dentro del mar.
Debe ser por la presión, que se yo, la física nunca fue mi fuerte, pero os puedo asegurar que con solo desearlo, ya está, totalmente evacuado y al momento, a sotavento, ves flotando un hermoso e inmenso tronco marrón, que las olas se encargan de alejar y hacer desaparecer en el mar.
Se que no esta bien, y ahora con tanta gente en las playas, menos, pero además de ser alimento para peces, mi cuerpo se quedaba ligero y muy contento.

Aliviado y feliz volví al campamento.

Mi tienda estaba, como casi siempre, algo apartada de las demás y fuera de las zonas de paso, así, si alguien se acercaba es que algo quería de mi, o de lo que allí había.
No hablé con ninguno de los nudistas, gente joven o menos joven con niños y algún bebe y unos cuantos jubilados de ojos claros.
Los niños le ponían sonido al lugar, una playa mas bien escasa y mala, pero de aguas cálidas y cristalinas. Ninguna mujer de las que vi llamó especialmente mi atención, debía haber mas de diez, en edad de merecer, y menos de veinte.

Y se fue poniendo el sol...

Siempre permanecía alguna luz de gas encendida, ninguna hoguera, no había leña, la gente charlaba delante de sus tiendas, los niños de iban durmiendo y el sonido acompasado de las olas ocupaba su lugar.
Ya había decidido seguir mi camino por la mañana, poco interesante había allí, y además no había agua potable cerca.
Dejé mi tienda con la cremallera abierta, pies al fondo, cabeza casi fuera para ver el firmamento, mi mochila al fondo, a salvo de los amigos de lo ajeno, mi cuerpo sobre mi escasa colchoneta y cerca el saco de dormir por si llegaba el frío a la hora del rocío.

Casi dormido, observando la osa menor, solo la sombra de una sombra mas oscura adiviné, estaba seguro de haber visto llegar a una mujer y venía sola, pensé.
Mantuve los ojos cerrados y alerta pues poco podía ver.
Una mano tapó, suavemente mis labios mientras la otra hacía el gesto de taparme los ojos.
Eran manos suaves, manos de sirena y las dejé hacer.
Puso su cuerpo junto al mío, era alta y delgada, con pelo largo o eso imaginé, no dijo ni media palabra, ni yo tampoco, solo un momento volví a abrir mis ojos y ella, esta vez con sus labios volvió a cerrarlos, despacio.

Era una estudiante de anatomía.
Una autentica licenciada, casi doctora en la materia, estuvo una eternidad estudiando a oscuras cada pliegue de mi piel, pocos lugares le quedaron por conocer, dedos, manos, labios, pechos de todo se servía, todo valía, mi cuerpo temblaba de placer y como os podéis imaginar ya marcaba mi amigo las diez, pero la seguí dejando hacer.

No se encontrar las palabras adecuadas para describir esa noche, dejaré que vuele vuestra imaginación, hubo mucha pasión, sexo del bueno, la chica trajo condón,  en casi absoluto silencio, unos cuerpos que se abrazan, que se mueven todo lo que les permitía moverse aquel reducido espacio.
Ella resultó ser multi orgásmica, o como se llame, era la primera vez que me encontraba una mujer así y por eso la recuerdo vivamente, me pareció que mordía una especie de pañuelo, no quería gritar, supuse y yo ya sabía que me quería en silencio.
Me dejó, cuando marchó, totalmente relajado, agotado, contento y asombrado, en un dulce sueño, que ha vuelto alguna vez a mi memoria.

Nunca supe quien fue.

Al recoger mi campamento por la mañana estuve mirando al personal, intentando encontrar una mirada, un gesto, una señal, pero nada.
Caminé acantilado arriba, me detuve un momento y volví la vista atrás, tenía el alma en pena, me hubiera gustado conocer a aquella Sirena, mirarla a los ojos y decirle Gracias, muchas gracias mujer, por esa hermosa noche de silencios y de placer. 




Lo conocí en un blog

La conocí en un blog, en un portal donde se citan los poetas.

Al principio era solo una más, quizás la más interesante de las novatas.
Era divertida, variada, una buena poeta aficionada y solitaria.

No recuerdo en cual de sus escritos dejé mi primer comentario...y no me respondió, ni caso, me ignoró totalmente, fui unos cuantos días a verla...y nada, respondía a todos sus lectores, menos a mi y eso no se porqué me dolió y me motivó para ser mas incisivo.

Entonces me convertí en su mas ferviente lector y le dejaba sinceros y meditados comentarios...sin esperar respuesta, hasta que un buen día, revisando a ver quién me citaba, llegó.

Me desarmó su poesía...era breve pero intensa y muchas cosas, entre líneas, decía, o al menos eso sentí yo, lo cierto es que me gustó y además me excitó, debía estar muy receptivo esa semana...eso sería.

Y así empezó la cosa, la leía cada vez que publicaba, le dejaba un amable comentario y ella me respondía en el blog y mas adelante por correo, usando toda su fantasía y sus mejores versos.

La había guiñado unas cuantas veces y ni caso, hasta que un día, decidido, le envié un correo muy sincero diciéndole lo que por ella sentía y le mandaba mi teléfono.
Me respondió diciendo que ella no llamaba a nadie y menos a largas distancias, que si quería hablar... mejor le llamaba yo.

Los días de soledad son mala compañía y estando solo y triste no dormía...así que me dije..
¿Y porqué no?

La llamé una madrugada, adormecido, era ya de día para ella, y conocí su voz, melodiosa, cariñosa...algo sorprendida...pero era buena conversadora, fuimos algo tímidos al principio...pero siguió una larga charla distendida.

Yo tenía ganas, muchas ganas...y me fui poniendo coqueto...tiraba del hilo, queriendo coger la madeja. Supongo, ahora, que ella lo notaría...pero me siguió el juego , y jugando... jugando... también se calentó.

Nunca, hasta ese día, había usado el teléfono para otra cosa que no fuera hablar...pero aprendí, deprisa, que también sirve para hacer el amor, es decir, para ser exacto...tener sexo virtual.

Ella sabía lo que tenía que decir, y lo decía, sabía lo que yo quería escuchar...y me lo daba...me dejó maravillado...su voz me acariciaba dulcemente ...me traía y me llevaba...y yo también...la acariciaba...y ella lo agradecía y caricias mas ardientes devolvía...

Sigue...si...sigue...no dejes de hablarme...quiero sentirte en mi interior...si...y las palabras llevaban caricias...calor...eran auténticas palabras de amor.

Resultó. Ambos teníamos muchas ganas y mas imaginación...y me contó que en la soledad de su habitación...después de mucho tiempo, agua de mar fue...y mojó sus sábanas.

Nos gustó y repetimos, una, dos veces por semana...siempre la llamaba yo...y siempre se comportó como esperaba, siempre, y después de estar con ella, dormía relajado...abrazándome a ella, es decir...a mi almohada.

Un mal día me avisó que aquello no seguiría y sin saber porqué ni como...un mal día si, ya no contestó a mis llamadas.

Me fui unos días de viaje y al volver... me he enterado que anda enamorada de otro , otro poeta del blog, y he leído los poemas que le envía, parece que va en serio...en fin...fue bonito mientras duró. 

He buscado respuestas,,, pero nunca me las da...ya estaba avisado y es verdad...solo se dedica a uno y solo a uno ama...y cumple sus promesas muy a pesar mío.

Buena mar y buenos vientos...les he deseado, con la boca pequeña...el mundo da muchas vueltas y yo tengo mucha paciencia...




Retrato a lápiz de la serie; Voluntarias de Intermón Oxfam, Vigo 2012. La hermosa Ana

lunes, 4 de marzo de 2013

Si los hombres supieran...

Si los hombres supieran...
que tu cuerpo está hecho de limones y ciruelas...
Si los hombres supieran...
que tu piel tiene aromas de jazmines y canela...
si todo eso lo supieran... 

El retrato aquí expuesto es del pintor ruso Andrew Drozdov

Dama de mis tormentos

  Desconocida dama, me asomo a tu ventana, sin querer ser atrevido, para ofrecerte un poema. Vives en mis sueños y a mi alma desnudas. Naces...