Déjame que te cuente
un poco de mi vida,
quiero compartirla contigo,
desconocida amiga.
Anoche salí de copas, aquí en mi pueblo, en Benasque,
solo, hacía tiempo que no lo hacía, no me gusta perder el tiempo sin compañía, mostrar mi soledad en un pub...no es lo mío.
Uno, hasta dos gin tonic de Bombay, bien de hielo, en copa grande y generosa, como a mi me gustan.
Solo estuve lo suficiente para escuchar unas cuantas baladas irlandesas,
con esos maravillosos sonidos de las gaitas celtas.
Poca gente, solo un par de extraños en la barra.
Al salir las estrellas observaron mi sombra,
la sombra de la soledad, por la calle Mayor paseando.
Al llegar, a mi pobre apartamento, como siempre vacío mis bolsillos en la mesa,
pañuelos de papel, llaves, monedero de piel de los de antes y la cartera,
es un ritual que se repite cada día, cada noche.
No quiero ver la tele, no me gusta, voy a saludar a mis libros, ansiosos de mis manos y mis ojos, esta noche no, les digo.
Mi cama, abierta me espera,
vacía, fría.
Silencio, roto por el motor de la nevera.
Me he puesto mi pijama de algodón, dejado la ropa, sin colgar, encima de una silla repleta.
Cerca, mi música predilecta,
hoy no pondré nada, estoy dormido.
Apago la luz de la mesilla,
abrazo a mi almohada,
me pongo de lado, mirando,
entre tejados grises de pizarra,
una noche muy oscura,
y a una estrella fugaz que pasa.
Las casillas, negras y rojas,
de mi calendario,
van desapareciendo,
se van consumiendo,
no volverán.
Dulces sueños me deseo,
de deseo,
quiero ver a las sirenas,
en mi mar,
quiero una noche de amor,
gozar con ellas,
sentirlas dentro.
Las olas me llevan,
me traen,
me llevan,
me...zzzzz
La foto está tomada en Granada, con vistas a la Alhambra.
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